El Partido Liberal, originalmente conocido como Partido Liberal-Fusionista, fue un partido político español creado por Práxedes Mateo Sagasta y que, con el Partido Conservador de Cánovas, constituiría el sistema bipartidista con alternancia en el gobierno que caracterizaría a la Restauración española durante el tramo final del siglo XIX y el inicial del siglo XX.
Originalmente bajo las denominaciones de Partido Liberal-Fusionista y/o Partido Fusionista, y finalmente con el nombre definitivo de Partido Liberal. Agrupaba en su seno a los sectores no republicanos del momento que aceptaban la nueva legalidad reflejada en la Constitución de 1876 y entre los que incluían monárquicos, miembros del Partido Constitucional del general Serrano, del Partido Radical de Ruiz Zorrilla, los «posibilistas» de Castelar y a algunos sectores militares.
El programa político del Partido Liberal incluía la consecución del sufragio universal masculino —objetivo que vería cumplido en 1890—, la libertad de asociación religiosa y la separación de poderes; y aunque cabría calificarlo como un partido dinástico, a principios del siglo XX algunos políticos que más tarde serían prohombres republicanos militaron en sus filas, como Niceto Alcalá Zamora.
La segunda etapa se inicia cuando el sistema se institucionaliza y refrenda en 1885 cuando ambos partidos firman el Pacto de El Pardo que establecía que ambos partidos se alternarían en el poder a la muerte de Alfonso XII, lo cual fue garantizado gracias a las redes caciquiles con que ambos partidos contaban por toda España. Este pacto impedía el acceso al poder de ideologías radicales en aquel momento (anarquismo, socialismo, republicanismo) que podían poner en peligro el régimen monárquico.
En 1898 se produce una primera escisión en el Partido Liberal cuando Germán Gamazo Calvo abandona el partido, encabezando un grupo disidente que terminaría uniéndose al Partido Conservador. Entre aquellos que abandonaron el partido se encontraba Antonio Maura, que posteriormente encabezaría el Partido conservador y sería varias veces presidente del Consejo de Ministros.
Tras la muerte de Sagasta, en 1903, se produjo un enfrentamiento entre Eugenio Montero Ríos y Segismundo Moret por tomar las riendas del Partido Liberal que a la postre llevaría a José Canalejas a dirigirlo y aunque intentó reformarlo para acercarlo a la realidad del país, su asesinato truncó cualquier evolución del partido.
El asesinato de Canalejas en 1912 reabrió la lucha por el poder con dos nuevos protagonistas —el Conde de Romanones y Manuel García Prieto— y llevaría al partido a una profunda crisis,2 aunque tanto uno como otro accedieron al gobierno en varias ocasiones, que unida a la del propio sistema político que había protagonizado a una fase de disgregación que finalizó en 1931, después de la dictadura de Primo de Rivera y con el final de la monarquía de Alfonso XIII.