Universidad de Málaga

Málaga 1963. Obras de remodelación de la plaza de la Marina. Inauguración de la iluminación de la fuente.

Málaga 1963. Obras de remodelación de la plaza de la Marina. Inauguración de la iluminación de la fuente.

 Estas imágenes representan, con no poca nostalgia, el proceso de transformación de nuestra ciudad; son de la Plaza de la Marina, ese gran espacio para la convivencia, que es también nuestra puerta desde el mar y hacia el mar.

La primera, de 1963, recoge el inicio de las obras de remodelación de la plaza; una plaza dura, adoquinada, sin una sola sombra, parte esencial del corazón la ciudad y donde tenían lugar actividades de todo tipo: competiciones deportivas, desde baloncesto, con la participación incluso de los marines americanos cuando nos visitaba su prepotente flota del mediterráneo, hasta aquellos funambulistas –los Aranis– que hacían sus piruetas sobre un cable a gran altura, de uno a otro lado de la plaza. También mucha actividad colectiva, lúdica y menos lúdica, y alguna de infausta memoria. Porque era –y es– un espacio abierto, esencial para la ciudad, con una ubicación de privilegio.

Como se advierte, todavía no existía ese hotel que oculta la catedral desde el mar, aunque si estaba el kiosco de La Marina, donde Yudi hacía los pinchitos más ricos de la ciudad. Y con esos medios escasos y rudimentarios que vemos, al año siguiente, 1964, se inauguró la fuente con agua iluminada de colores y profusión de palmeras. Fue todo un acontecimiento de “modernidad” en un proceso que está muy lejos de terminar.

 “La Marina” siendo un espacio urbano especialmente sensible para la ciudad que ha experimentado –y sufrido– intervenciones que están en la mente de todos los malagueños: farolas controvertidas, aparcamiento tormentoso, recuperación de las antiguas murallas de la ciudad, inacabada conexión con el puerto y el amenazante fantasma de la estación del metro o del intercambiador.

Estas fotos sirven para el recuerdo, pero deben servir también para tomar conciencia de la importancia de ese gran espacio urbano que es de todos y debe ser para todos. 

 

José María Martín Delgado

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